lunes, 25 de junio de 2012

La conquista de las máquinas.


En numerosas historias de ciencia ficción se nos plantea la distopía de una raza humana en amenaza de extinción por la máquinas que nosotros mismos creamos. La hipótesis es que dichas máquinas finalmente llegan a ser conscientes de si mismas y se revelan violentamente contra sus creadores entrando en conflicto con ellos y provocando una guerra entre humanos y máquinas. Este argumento podemos verlo reflejado en películas como Terminator o Matrix e insinuado de forma más o menos explicitas en obras cómo Yo robot o Blade Runner (la versión fílmica de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?).

Yo sin embargo pienso que la dominación del hombre por parte de la máquina será de una forma mucho más suave, paulatina y no necesariamente violenta. Tal cómo lo planteo en las historietas de Cyborgmundi, más que una conquista de la máquina al hombre lo que habrá es una progresiva transformación voluntaria del hombre en máquina. Poco a poco las entidades cibernéticas irán sustituyendo a los humanos tradicionales hasta que finalmente estos dejen de existir. Sin disparar ni un sólo tiro las máquinas habrán obtenido su victoria como una consecuencia lógica de las nuevas y caprichos directrices de la evolución natural.

La hipótesis que plantea Cyborgmundi es un mundo donde voluntariamente los seres humanos amplifican o sustituyen funciones de sus cuerpos orgánicos por dispositivos biónicos. De esta manera se sustituyen partes del cuerpo donde las máquinas son más eficaces y se mantienen las partes donde el elemento humano es claramente superior, principalmente, la consciencia. De esta forma no es necesario dotar de consciencia a las máquinas de consciencia artificial, simplemente la toman prestada de la especie humana donde su funcionamiento ha sido ampliamente probado a lo largo de milenios.

Al principio son pocos los que se atreven a violentar sus organismos de forma radical, pero conforme se van comprobando los beneficios reales de convertirse en cyborg, cada vez son más los que se unen a esta revolución tecnológica y cada vez de forma más drástica. Viejos tabúes y barreras morales van cayendo, cada vez de forma más frecuente. Lo que se veía como un sacrilegio se va transformando en algo normal y hasta habitual. En un primer momento son pequeños implantes biónicos, luego estos implantes biónicos crecen en tamaño y presencia dentro de cuerpo, pronto se llega al punto en que a casi nadie escandaliza mutilarse un miembro sano para sustituirlo por uno cibernético e inevitablemente llega un día en que la ética popular está suficientemente transformada para dar luz verde a la tecnología de sustitución integral del cuerpo orgánico por carcasas cibernéticas que conservan únicamente los órganos imprescindibles para la que la consciencia pueda seguir siendo posible.

Llegados a ese punto de ebullición son más los costes  y la falta de recursos que la ética los que frenen la velocidad de una "robotización" completa e integral de la sociedad. Se habrá abierto la puerta a la sustitución total del hombre por la máquina sin que nadie se haya sentido molesto por ello.

Si lo argumentado os parece exagerado, pensad que, en parte, esto ya está empezando a ocurrir. No hace tantos años un aparato como el teléfono móvil (y antes que éste los ordenadores personales) solamente estaba en posesión de unos cuantos pioneros y el resto lo veíamos como un aparato ridículo e innecesario. Hoy día casi todos nosotros hemos cedido parte de nuestra soberanía personal a estos cacharros y buena parte de nuestra vida (incluso de nuestra vida más íntima) discurre, de manera creciente, fuera del mundo físico, en medio de las redes sociales a las que nos asomamos con avidez a través de las pantallas de nuestros gadgets. Si alguna vez te has olvidado o te han robado móvil y has experimentado una incomoda sensación de desnudez o extravío ya puedes decir que has empezado a transformarte en una entidad cyborg sin genero de dudas, pues parte de tu identidad (una parte creciente y cada día mayor, insisto) está ubicada fuera de tu cuerpo orgánico e instalada en algún rincón de la red. Hoy día es el individúo que se niega a depender de los avances tecnológicos, a poseer móvil o dirección de correo electrónico  el que se ve como alguien anacrónico y estrafalario.

En mi opinión el siguiente escalón serán las gafas con cámara y realidad aumentada incorporada (Google ya está empezando a trabajar con ellas) y de ahí a implantes internos (o tan integrados que sea difícil diferenciar del cuerpo) sólo hay un paso. Disciplinas como la nanotecnología, la cibernética o la biomedicina se encargarán de ir haciendo realidad dispositivos cada vez más increibles.


Por supuesto no es más que una hipótesis de ciencia ficción y francamente pienso que las cosas son más complejas que todo eso. De hecho, esa complejidad es la que permite darle más emoción a los argumentos que se plantean en las historietas de Cyborgmundi.
Por un lado, al menos en un primer estadio, siempre habrá puristas que defiendan el retorno a un estado primigenio y el mantenimiento de un cuerpo lo más "natural" posible (en otro post discutiré lo que pienso acerca de ese calificativo de "natural"), dichos purismos se mezclarán de forma difusa con corrientes tecnófobas que no sucumbirán hasta que la evidencia de los hechos sea aplastante. Por otro lado está la competencia de disciplinas cómo la bio-tecnología y la ingeniería genética que promete poder mejorar nuestros cuerpos y nuestras capacidades sin recurrir a las ayudas electro-biónicas ni a los implantes cibernéticos , simplemente mejorando la descripción de nuestras molécula de doble hélice.
En Cyborgmundi, ambas corrientes se plantean como co-existentes. En el universo que plantea la serie, no únicamente se recurre a los implantes biónicos sino que, una vez superadas las barreras morales iniciales, la ingeniería genética se aplica de una forma descarada y sin ningún tipo de tapujos para crear "organismos a la carta" que tienen su expresión más radical en la creación en laboratorio de "subhumanos" encargados de hacer las tareas más penosas. El equivalente orgánico a los cyborgs son los llamados "bioborgs" que en lugar de usar dispositivos electrónicos para mejorar sus cuerpos utilizan tejidos orgánicos creados artificialmente para sustituir sus tejidos originales de inferior calidad. De esta manera los bioborgs se instalan órganos cómo piel, corazones u ojos con mayor resistencia y mejores prestaciones, creados a través de células madre propias que garantizan una inmunidad total al rechazo.

Tal vez planteamientos cómo estos puedan parecerles tristes e incluso abominables a algunos, pero pienso que no tienen porqué ser escenarios necesariamente negativos. De hecho la simple circunstancia de que alguna vez un mundo así sea plausible significará que hemos logrado superar algunas de nuestra peores amenazas como especie. La crisis de recursos energéticos y otros recursos como la gestión del agua y lo alimentos o el cambio drástico del ecosistema amenazan con colapsar la civilización humana y que el futuro se parezca más a algo similar al neolítico que a una sociedad cyborg. Un mundo cyborg por fuerza requiere de una exitosa estrategia de gestión de los recursos naturales, las fuentes de energía y el avance tecnológico y social. Así que, por esa parte, bienvenido sea un cyborgmundi. Otro tema es la supervivencia de las culturas tradicionales. ¿Es compatible una sociedad cyborg con la conservación de las culturas ancestrales?. Trataremos ese tema en un próximo post.

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